5.11.05

Más Bottom Fives. Hoy: películas sobrevaloradas

1) La casa de los espíritus: Recuerdo cuando se estrenó esta película en Argentina, allá por el 94. Recuerdo que la ví en el cine Iguazú, que ahora es una Iglesia Universal de Cristo. Recuerdo a la gente que lloraba a moco tendido y que salía diciendo "esto es el cine". Recuerdo las 5 estrellitas en La Nación. Recuerdo las náuseas que me dio este bodrio colosal, pero si en ese momento pensaba que era un bodrio "artie", hace poco cuando la agarré por Hallmark Channel me di cuenta de que en realidad es una película en extremo precaria. Filmada como el ojete mismo (aunque supongo que cualquier ojete fotografía mejor que esta película) y contando con el peor maquillador del universo, la película no se sostiene ni 5 segundos sin antes caer en el más bajo de los ridículos. El realismo mágico es una de las peores cosas que pasaron al mundo. Isabel Allende es otra. Y la culpa de esto la tiene sin duda García Márquez. Y Bergman, porque antes de esta mierda Bille August había hecho Con las mejores intenciones, película con guión autobiográfico de yasabenquién, y Pelle el conquistador, film de August de unos años antes, no estaba taaaan mal. Pero ni a mi peor enemigo le recomendaría ver este crimen de lesa humanidad, donde no conforme con ser una reverenda cagada, la torturan a Winona. Este es un Bottom Five de películas sobrevaloradas, pero La casa de los espíritus también se ubica cómodamente en el primer lugar de mi lista de las peores películas de la historia del cine.

2) La historia oficial: Me había propuesto para este post no poner películas a las que hice referencia (o de cuyos directores haya hablado, por eso no hay ningún Bergman pero por lo menos el palo al Hombre Berga está) en el post anterior. Pero no puedo evitar poner La historia oficial, porque para demasiada gente es una película emblemática e importante para el cine argentino y para mí no sólo es mala sino que también es altamente peligrosa. Como siempre, la hipocresía del argentino medio hace estragos. Los argentinos tenemos todo un historial en el arte de lavarnos las manos. El mismo pueblo pidió un golpe de estado y ahora no se hace cargo, el mismo pueblo apoyó en su momento a la guerra de Malvinas y ahora resulta que la culpa la tuvieron solamente el gobierno militar y toooooooodos habitantes de Inglaterra (el vergonzoso "soy re vivo y el que le roba a un ladrón..." de Maradona revelando que la famosa mano de dios era en efecto la suya -duh!- es un ejemplo), y obviamente, cuando llegó la democracia de repente nadie sabía nada de que hasta ese momento estaban secuestrando, torturando y asesinando gente (también tenemos en nuestra vasta fauna a madres de plaza de mayo diciendo que "sus hijos eran inocentes", como si el haber sido culpables (y además, ¿qué significa "culpables"?) de algo hubiese justificado su asesinato). La historia oficial trata de una señora (Norma Aleandro, of course) que se "entera" que su marido era represor y que la hija que tienen es hija de desaparecidos. El mensaje horrendamente tranquilizador de la película, la justificación del nefasto y falso discurso de "éramos tan ingenuos" y lo ridículo de tratar de hacer creer a la gente que una persona no sabía que el hombre con quien vive fue un represor y un asesino hacen de esta una película criminal. La canción que se escucha varias veces en la película es la gran "En el país de Nomeacuerdo" de María Elena Walsh, que dice bastante de la película, pero diría más si la hubiesen rebautizado "En el país de Nomequieroacordarporquesimeacuerdoquedomal".

3) El paciente inglés: Si dejamos afuera al Rob Gordon/Rob Fleming de la película/novela Alta fidelidad, nunca me sentí tan identificado con un personaje como con el de Elaine en el capítulo de Seinfeld en el que tiene todo tipo de problemas (pierde novio, amigas y trabajo) porque odió El paciente inglés. Fui a verla con mucha espectativa; las dos películas anteriores de Minghella, Truly Madly Deeply y Mr. Wonderful me encantaban (y Mr. Wonderful, aquí conocida con el horrendo título de ¿Con quién caso a mi mujer?, me sigue encantando, la otra no la volví a ver), pero soportarla fue una de las experiencias más tortuosas de mi vida. Sus 2 horas 45 se me hicieron eternas (y eso que yo puedo ver y rever las 7 horas y media de Satantango y las 4 horas de La mamá y la puta); entiendo perfectamente cuando Elaine grita en la sale "¡¡¡¡morite de una vez!!!!", y a la salida, totalmente fastidiado, veía cómo el público creía haber visto una obra maestra. Me peleé con mucha gente por esta película (a la que encima le dieron el Oscar, lo cual alimentó aún más de furia; soy de los que odian la ceremonia y todo lo que representa pero cuando gana alguna película o un actor que amo me pongo muy contento y viceversa, debo admitirlo), la odio y lo sigo sosteniendo: El paciente inglés no es un dolor de huevos, son diez.

4) Elogio del amor: Siempre defenderé al Jean-Luc Godard de sus comienzos. Hizo películas inolvidables como La chinoise (mi favorita), El desprecio, Una mujer es una mujer, Masculino Femenino y Pierrot Le Fou, pero no jodamos, después se convirtió en un hinchapelotas. Elogio del amor es una de sus tantas películas post-60's que son todas iguales, o sea, una mierda. Gente que habla y habla y lo que dice es horrible. Elegí Elogio del amor porque acá, no conforme con ser un mediocre, el tarado se pone a defenestrar a Spielberg (si te viera Truffaut, pelotudo...), un tipo que por cada plano que filma tiene muchísimas más ideas que las que Godard tuvo en más de 30 años. Es que Godard ya hace tiempo que perdió su pasión por el cine. En La chinoise JLG se reía de la misma gente con la que ahora hace películas donde no se ríe de sus personajes. Porque Godard se convirtió en la versión vieja de los pelotudos de quienes él se burlaba, y abandonó el cine en favor del discurseo. Pelmazo.


5) Esperando la carroza: Esperando la carroza no me parece una película pésima. Tampoco me parece nefasta. Pésima y nefasta es Cien veces no debo, el siguiente opus de Doria. Esta es más bien mediocre. Pero siempre me molestó que se la tome como la gran comedia del cine argentino, por gente que seguramente no vio muchas películas (o ninguna) de Schlieper y Manuel Romero. No es peligrosa porque muestra lo hijo de puta que puede ser el argentino medio pero no lo festeja, como sí lo hacen las películas de Campanella. El problema es que si lo deja en claro todo el tiempo, especialmente en la escena de Brandoni comiéndose las empanadas de la familia pobre, después lo subraya con 80 marcadores al final, cuando Mónica Vila se empieza a cagar de risa, le preguntan "¿de qué te reís?" y ella dice "de nosotros". Y mira a cámara. Esto da pie para hablar de otro gran problema de la película: su extrema teatralidad. Esperando la carroza es puro teatro filmado, el cine está completamente ausente. El grotesco tal vez pueda funcionar en el teatro (no lo sé porque odio el teatro), pero en una película queda horrendo. Y las actuaciones son horribles, empezando por Antonio Gasalla (me acabo de dar cuenta de que lo dejé afuera del bottom five de actores cuando se merecía un lugarcito; perdón, Antonio), que como Mamá Cora está tan insufrible como siempre. Digo, ¿no? ¿Cómo puede ser que Gasalla siga haciendo reir a la gente cuando hace 20 años que sigue explotando los mismos (horribles) personajes cual Mario Sapag? Pinti también está pésimo. Sólo se salvan Grandinetti, que está desopilante y, un poco, Brandoni. China Zorrilla hasta ahí, dependiendo de cuanto se banque uno a su personaje (yo puedo soportarlo sólo unos minutos).

1 Comments:

Blogger David Cotos said...

Si te viera Truffaut.

12:18  

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